Resultado de búsqueda de "maño"
tamporatagantsi [del cast.] vt., vi. {itamporatakero, itamporatake} tamborear, tocar el tambor. Ishinkitanakara koki itamporatakero tampora itiontanakatyo ikantanake pigiriririri. Cuando mi tío se emborracha, tamborea y baila (lit. da vueltas) girando muy rápidamente pigiriririri. Antari otimira shitea, itamporaigake. Opoimavageti kara, okemagantavageta samani. Cuando hay masato, (los hombres) tamborean. Suena fuerte y se escucha lejos. ◊ Tradicionalmente los hombres solamente tamboreaban durante las fiestas así que cuando se decía que estaban tamboreando, se daba a entender que había masato (otimake shitea o otimake ovuroki), y que todos estaban tomando (ishinkiiganaka) y bailando de manera típica (itiontaiganake). Se preparaba el masato en grandes cantidades llenando bateas grandes que mayormente tenían la forma de canoas chicas; se lo hacía con dos días de anticipación para que estuviera bien fermentado. Una vez que estaba listo, la fiesta comenzaba con la puesta del sol y seguía toda la noche hasta el día siguiente o hasta que se terminara la bebida. ¶ Habiendo suficientes participantes para hacerlo posible, el baile típico consistía en que los hombres se turnaban en grupos de tres o cuatro tamboreando y dando vueltas a la vez de un lado a otro mientras bailaban por la circunferencia del patio formando un círculo grande. Después de ellos iban dos hombres tocando antaras conectadas por una cuerda; siguiéndoles a ellos iba un hombre tocando flauta (sonkarintsi) y detrás de él, dos pares de hombres iban cantando mientras se agarraban con las manos cruzadas, o sea que un hombre ponía la mano derecha en la mano derecha de su compañero mientras éste ponía la mano izquierda en la mano izquierda del otro. ¶ Había otro tipo de baile tradicional en que los hombres tamboreaban mientras daban la vuelta y las mujeres, agarrándose por las manos y cantando, trataban de meterse entre los hombres e impedirles que siguieran dando la vuelta alrededor del patio, o de otra manera jalar a un hombre y hacerle salir del baile. Cuentan que los hombres que eran expertos en tamborear, sabían evadir a las mujeres bailando muy juntos, pero los que no sabían se quedaban parados; en este caso se decía que las mujeres habían ganado a los tamboreros. ¶ Las fiestas típicas eran motivo para pintarse con una buena cantidad de achiote. Los hombres solían ponerse coronas hechas de las plumas de paucar y loros que colocaban encima de las vendas de plumas de paujil que usaban diariamente. También, debido al masato sin el cual no había fiesta, las fiestas eran motivo de muchas bromas, risas y bulla y, a veces, de peleas. Tradicionalmente se decía que se hacían fiestas para reunir fuerzas para cumplir con el trabajo cotidiano.. V. tampora, kapampogiavintsatagantsi.
tameshirintsi inan.pos. {itameshire} ainan.pos. un sistema de trampas que se ponen en los caminos por donde caminan las aves y los animales del monte o en los cantos de las chacras. ◊ Se hace un cerco de hojas a ambos lados de un camino por donde pasan aves o animales dejando espacios libres a una determinada distancia; se amarra un lazo con nudo corredizo en cada espacio, de manera que cualquier animal que salga del monte y trate de cruzar el camino se meterá por el espacio y caerá en la trampa. binan.pos. un tipo de escondrijo hecho de hojas para acechar majases. ◊ Para cazar majases utilizando este tipo de escondrijo, primeramente se picachea yuca cruda y se pone un montón en el camino del majás por varios días para acostumbrarlo a venir cerca. Al ver que el majás la come, se prepara el escondrijo por lo menos tres días antes de la luna llena para que los majases también se acostumbren a él. (Se prefieren las noches de luna llena para no tener que esperar largo tiempo sin saber cuándo puede aparecer el majás; algunos preparan también un tambito donde esperar la noche de la caza.) El escondrijo se construye a base de un armazón de palos cubiertos con hojas, mayormente de plátanos, palmeras, etc. Se deja una pequeña apertura entre las hojas y se calcula bien la distancia y la dirección entre la apertura y el cebo que se coloca de nuevo cada tarde. Detrás del cebo también se coloca un palo con hongos kentoritsima que brillan de noche y unas hojas de inkona que se ven blancas en la oscuridad. En la noche de la caza, se coloca la escopeta en los palos transversales del escondrijo y se duerme temprano. Luego, más o menos a las diez de la noche, o más temprano en caso de que haya luna llena, aprovechando la oscuridad total, se va a esperar. Se espera un poco aparte y de vez en cuando uno se acerca al escondrijo para determinar si hay sonidos que indican la presencia de un majás comiendo el cebo; si los hay, se mira por la apertura del escondrijo y si no se viera en la oscuridad el palo con el kentoritsima ni tampoco las hojas del cetico, se sabe que el majás está entre el escondrijo y el cebo y está comiéndolo. Entonces, el cazador alumbra con una linterna que tiene agarrada en una mano y tira con la otra mano simultáneamente. Antiguamente, cuando no había linternas con qué alumbrar, ni escopetas con qué matar al majás, se utilizaban troncos huecos de pona, kamonanaki, como tubos en los que se colocaba una flecha; había que calcular bien la distancia y la dirección para poder disparar la flecha en plena oscuridad sin poder ver al majás; se afirma que algunos cazadores llegaron a ser muy expertos en esto y no fallaban. V. konótsari.